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HA NACIDO PYRENAICA

HA NACIDO PYRENAICA

No todo había sido en Elgeta una repetición de secuencias respecto a 1924. Se había producido una novedad que sería determinante en el devenir de la historia del alpinismo vasco: tan sólo unos días antes, en la imprenta de Echeguren y Zulaica de Bilbao había visto la luz el primer número de la revista Pyrenaica.


Contar con un medio común de comunicación resultaba un elemento necesario de cara a homologar a la FVNA con el resto de grandes organizaciones alpinas. El Centro Excursionista de Catalunya venía publicando desde 1876 su boletín Muntanya, y en 1914 había nacido la revista Peñalara, de la sociedad del mismo nombre. Pero el modelo de Bandrés estaba más orientado hacia el otro lado del Pirineo y esa predilección se manifestaría hasta en la elección del propio nombre de la revista. Pyrenaica, además de proclamar su apuesta por un montañismo de altura, hacía un guiño de identificación con el histórico pirineismo del otro lado de la cordillera, evocando el título del libro que el conde Russell había publicado en 1902.


Confirmando esta predilección, el artículo de apertura de la primera revista aparecería suscrito por el Conde de Saint Saud, presidente de la sección Suroeste del C.A.F. y su primer apéndice fue extractado del Bulletin Pyrénéen. 


Su primer director, José Ramón Murga, era también de la cantera del Club Deportivo Bilbao y había sido el diseñador de la insignia oficial de la FVNA. 



El precio del primer ejemplar de 48 páginas se vendió a 0,50 pesetas, la suscripción anual valía 1,50 y una plana entera de publicidad se facturaba por 50. El coste de la impresión del número 6 fue de 430 pesetas y las tiradas iniciales oscilaron entre 650 y 1.000 ejemplares, algunos de los cuales eran enviados a suscriptores del extranjero ( a Francia 20, a Inglaterra 5, a Portugal 2, a Italia 5, a Argentina 5 y a Cuba 2). 



“Pyrenaica viene humildemente a recoger y guardar nuestras intimidades de la vida de montaña. Será la revista como un relicario de nuestra santa devoción por el monte(...), sin pompas literarias, sencilla como nuestros hábitos, será la memoria colectiva que vamos a escribir entre todos”, anunciaba en su editorial de presentación.


El contenido se decantaría de forma decidida por reflejar la imagen más puntera de nuestro alpinismo. En el índice de los primeros números se pueden encontrar escaladas al Naranjo, Mont Blanc, Teide, así como diversas ascensiones y travesías por Picos de Europa y Pirineos, cuando estas actividades tenían una dimensión de excepcionalidad en un contexto como el vasco dominado por el montañismo de baja cota.


Junto a estos artículos, suscritos por la vanguardia del momento, como Etxebarrieta, Sopeña, Espinosa, Bandrés, etc. se podían encontrar trabajos de un extraordinario tacto literario, entre los que destacaban los aportados por Manuel de la Sota o Pedro Mourlane. Fues esté escritor quien acuñó el término “Elgeta, cuartel de paz”, que se enarboló repetidas veces cuando el fantasma de la crisis y de la división acechaba al alpinismo vasco. 


El proyecto era audaz, porque la FVNA carecía de un sólido respaldo económico para hacer frente al previsible déficit que se iba a producir y que de hecho se registró en los primeros compases, ante la tímida aceptación que tuvo por parte de los federados. Tras publicar los siete primeros números, el desfase acumulado era de 2.800 pesetas, cifra importante para la caja de la FVNA, que a finales de 1926 tenía poco más de 7.000 pesetas de saldo. “Esta pérdida, aunque cancelada generosamente por las cuatro Delegaciones autónomas, es imprescindible que no se repita ¿llegaremos a que el 50% de los federados sean suscriptores de la revista?”, se preguntaba Bandrés.  Sin embargo, aunque nunca se alcanzó esos niveles de aceptación,  en ningún momento las juntas directivas pusieron en duda la necesidad de su mantenimiento.


El 12 de abril de 1928, a las 12,45 horas, según se detalla en los documentos,  quedó el nombre de Pyrenaica registrado en la oficina del Registro de la Propiedad Industrial y Comercial de Madrid, gestión por la que se tuvo que pagar 170 pesetas. Todo estaba en marcha, pero la introducción del habito de leer una revista de montaña en los aficionados sería una tarea que iba a costar mucho más tiempo. 


 


«Historia testimonial del Montañismo Vasco» Publicado por Pyrenaica
Autor: Antxon Iturriza
Más info: www.pyrenaica.com/publicaciones


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